miércoles, 28 de septiembre de 2011

Parar


Se me ve sobre el tejado
Jugando con el humo
que maldice las estrellas
y date un segundo fuera
si no te recuerdas
dulce y ciego, cuenta
de frio, de odio y de risa
y acabé donde no cambia
cuando la noche se desenredó
cuando comenzó a oler mal
en un ligero trozo de luz
como una visión del infierno
tenue, seca e íntima
en el juego del desesperado
un tiro al vacío y hecha suerte
en la cual no creo
cuando me quemo
el tiempo mudo me escucha.

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