Caligrafía de la luz de un sol extinto en mis ojos
Que se renueva cada vez que pestañeo en forma de dolor
Como la figura de un suelo quebrado y moribundo de añejos coros
Sucumbiendo a la caída de una sombra que se desvanece sin sabor.
Duro fue el viaje de mis potros volcados hacia el viento
Que apagaron los susurros desesperados hacia los confines de mi agonía
Caminos, huellas, búsqueda de la tormenta
Y la permanencia de un luto que se absuelve de todo gusto por la abierta herida.
Donde cae la voz estridente de un condenado
Donde juegan los ecos de cada abrazo
Como un fulminante llanto que revienta entre las uñas
Ahí se deshace cada gracia de mi sonrisa de cuervo dañado.
Hacia donde te escondes pequeña languidez de cenizas danzantes
Lluvia asfixiante de remotos horizontes
Si entre mis manos te tuviera sin que me decapitara mi corteza
Bajaría entre las dunas hasta enterrarme entre la luz de tu cuerpo y la de la luna.
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