Sabes, hay noches en que te encuentro descubierta en el
deseo de tu luz o en el juego de todos los tiempos en que las melodías se
vuelven eternas, en ese ritmo incontrolable que aprendiste de las aves cuando
eras niña y que me lleva al recuerdo de un rincón en el que te espere esa
noche en que extrañaba por encontrarte, esa noche en que mis padres me
invitaron a bailar diciéndome que la vida es mejor cuando aprendes a amar y
amas aprendiendo. Aprendí entonces de tus ojos haciéndose camino en
el centro de lo que me hace viento y caricias, un sueño de nubes jugosas en el
que digo te amo, en este espacio y en este color de tu ausencia tan añorable y
dulce. Podemos encontrar grandes verdades en esa mezcla de tus ojos y los míos,
una miraba y una verdad, un tocarse, un instante, tu sonrisa y una hoja que
vibra en su compás. Eres la hija de una verdad que aun no puedo vislumbrar, una
magia que me hace tan hombre que el vacio es solo ilusión, un disparo de esta union.
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