lunes, 10 de octubre de 2011

Los que enloquecen, lo que se aleja

Secreciones de cuerpos cabizbajos
que se sonríen con muecas de odio entre las rozas
Sangre ebullendo del espíritu escondido
en los temores de los dioses
que se nos meten por los ojos
y nos revientan
expandiendo la tristeza descompuesta
de nuestra falta de plenitud.
¿Cuándo se vaciará este templo subterráneo?
 La ternura de la luna
se ramifica hacia el dolor del infierno,
mientras nuestras mentes  se deslizan
en la creencia malévola e inocente
de como el llanto desequilibra al corazón
desnudo y cerrado
esperando los besos
que le lleven a la nostalgia
de los días en fuego.

Las garras de la voluntad
destrozan los misterios de la vida
el santo se retuerce  frente a la creación
que esconde a duras penas
la naturaleza hermosa
del suicida que lleva dentro
que escapa del fuego del mundo
para poder incendiarse a sí mismo
mientras el canto de los sexos
se metamorfosea
en la dulce calma del amor.

Así el mundo enloquece
Y yo no te quiero alejar
Como si fuese una tormenta